Si bien estos detalles son los últimos de la lista, no son los menos importantes; sin embargo, son los que te permiten reservar con la menor antelación (las invitaciones y los souvenirs, principalmente).

En el artículo de hoy te contamos diferentes opciones para cada uno de estos elementos.

En cuanto a las tarjetas de invitación, en este nuevo mundo millenial pueden ser, tranquilamente, digitales.

Una opción original y divertida es que sea un flyer interactivo, que si no sabés hacer podés contratar a un diseñador gráfico. En cambio, si querés evitar gastar en este punto, hay un montón de páginas de Internet o aplicaciones del celular gratuitas para armar un diseño original y divertido.

Si optás por hacerlas en papel, repasá bien la lista de invitados para tener el número exacto que vas a necesitar, e imprimí algunas de más, siempre hay algún despistado que la pierde; es un lindo recuerdo para tener de cómo comenzó todo, porque ahí, al entregarlas, está empezando la fiesta. Incluso, para facilitarte más las cosas, antes de mandarlas a imprimir podés hacer la división de las mesas (si es que habrá), y así podés indicarle a cada invitado y/o familia dónde sentarse en la misma invitación.

Para el diseño, tené en cuenta el estilo y los colores de la decoración del salón así queda todo en la misma línea.
 

Para hablar de souvenirs tenemos que centrarnos en la personalización y la creatividad.

En francés (idioma del que proviene la palabra) significa 'objeto que nos recuerda a un lugar', y ¿qué mejor para recordar tu fiesta que algo auténtico de ese día? Es una forma, también, de agradecerles haber compartido ese momento con vos. Incluso podés hacerlos vos misma si te gustan las manualidades, va a tener mucho más valor afectivo (¡y reducís costos!).

Al elegir qué dar como souvenir tené en cuenta que sea práctico; los que son solo para decorar terminan llenos de polvo en alguna estantería o dentro de un cajón. Por otro lado, la división de colores entre hombres y mujeres ¡ya no va más! Sería genial que encuentres una opción unisex que les sea útil a ambos. A lo sumo, podés pensar uno diferente para los más chicos. Para personalizarlos, basta con que tengan su nombre, una foto junto a vos de un momento especial que hayan vivido, o unas palabras dedicadas.

No tiene que ser algo caro o único en el mundo, con que tenga un detalle que demuestre que le agradecés a esa persona en particular, alcanza.

Para seguir sumando a la autenticidad, si el souvenir tiene que ver con la temática de la fiesta... ¡cartón lleno! Por ejemplo, si tu fiesta es hawaiiana, podés regalar cuadritos de fotos intervenidas (por vos en cualquier aplicación del celular, o con stickers) de manera alusiva al tema: con flores, collares, incluso dibujarles cosas graciosas. ¡No se lo van a olvidar más! Si bien te recomendamos que sea un elemento útil, los souvenirs que son tan personalizados también sirven, porque cargan con el valor sentimental extra, y es la clave para que los guarden y le tomen aprecio.

Sin embargo, algunas opciones bien funcionales son los mates de madera o cerámica o pintas o botellines de cerveza personalizados.

Ya sabés, opciones hay miles, lo mejor que podés hacer es investigar y ¡crear la tuya propia!

Cambiamos de tema y nos centramos en la animación, precisamente en una parte de la fiesta que no falta (ni falla) nunca: el carnaval carioca. Para eso, acercate a algún cotillón grande, que seguramente tengan paquetes de productos ya armados, y si no te van a poder asesorar para ofrecerte algo acorde a la onda de la fiesta. Este momento de la fiesta suele ser de los más divertidos, y merece que le dediquemos un ratito de nuestro tiempo para potenciarlo.

En cuanto al entretenimiento, una posibilidad es contratar show de luces, robots y/o bailarines... Es un elemento clásico que cambia la dinámica de la fiesta y deja que los invitados se entretengan mientras descansan para seguir bailando y disfrutando. Hoy en día también se usan mucho los shows de animación para adultos: con juegos graciosos y apenas osados, hacen que se copen todos los grandes, ¡hasta los más serios!

Otra alternativa es recurrir a nuestra imaginación y a Internet para buscar juegos que podamos hacer nosotras. Con lápiz y papel en mano y un poco de creatividad, podés hacer, por ejemplo, un dígalo con mímica para jugar por equipos, o armar un karaoke; para eso, primero asegurate de que en el salón te puedan brindar un proyector para pasar las letras de las canciones y uno o dos micrófonos. Lo más probable es que te cobren un extra, pero, aun así, será más económico que contratar animación o un show. Además, lo bueno es que, al bajarte vos las pistas (las buscás en Internet y las descargás a un pen drive), podés elegir exclusivamente las canciones y los ritmos que sabés que les copan a tus invitados.

Con estos útlimos consejos, ya tenés todo lo que necesitás para organizar la fiesta y que salga como tanto esperás... Solo es cuestión de dedicarle un poco de tiempo, y sobre todo, paciencia, a la elección de los servicios. Recordá que cada uno harán un todo auténtico e inolvidable.

¿Se te ocurre algún otro consejo?